
"Si algo podría discutirle al hombre, es eso de tener tanta mina, pero tampoco… repasando lo saltimbanqui que es una, mas cuando se de dedica a esto del rock (¿me entiende?)..."
…Me gustas cuando callas
-o Conversaciones con don tinto. Chaqueteo post mortem-
Por Flayra
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Para nosotros, lectores y espectadores de la poesía moderna del under criollo, existen, y esto es incontrastable, temblores: ciertos vaivenes donde los poetas se hunden. Me refiero al prejuicio, el asco con que se pasa, sin observar, la poesía de Pablo Neruda.
por ser comunista con plata?
por ser un docto bueno pal vino?
Es así, cada vez que he emprendido una de estas conversaciones con algún poeta
-o esos que la venden, pero en el fondo ellos y uno, sabemos que no lo son poetas ni en pelea de perruños- comienza la pelotera y dicen que no lo pasan ni con agüita perra!!!,
Al mismo tiempo sin haber leído verso alguno, y no es que yo diga que he leído mucho sobre el caballero, pero cada vez que lo he hecho quedo inquieta, con ganas de crear, despierta, viva, incluso con sed. Que hablar del Canto General, que hablar si en realidad la conversa no podía avanzar ya que el caballero quería ser no más que autoreferente y en un discurso bastante pobre vilipendea al poeta sin más excusa que su afán político ¿eso lo anula?
¿llegará a tanto el chaqueteo criollo? que los nuevos poetas puedan sentirse con el coraje de hablar así, sin libreto, sobre un poeta que vivió la vida tal y como la quisieran vivir ellos mismos?
Si algo podría discutirle al hombre, es eso de tener tanta mina, pero tampoco… repasando lo saltimbanqui que es una, mas cuando se de dedica a esto del rock (¿me entiende?)
Desde acá el paisaje del arte chileno es un rincón plano desde lejos pero lleno de baches cuando te acercas, nos parecemos apenas en lo envidiosos, ese es el vulgo de la poesía chilena.
Cuando era pequeña y escuchábamos recitales de poesía o lanzamientos del Poli, Pato Manns o uno que otro rostro que pudiera abrirse paso en la vorágine de principio de los noventa entre tanto personaje callado a la fuerza por los uniformados. Ahí estábamos con mi hermanita, viendo entre el público a los pares del celebrado pelándolo de lo lindo. El asunto es que esas cabras chicas crecerían y volverían a las mismas salas trayendo poetas de todo el terruño social o político, y recordarían sin pestañear todo el chaqueteo y el salvajismo de estos letrados, que todavía duermen en lanzamientos y recitales pero se despiertan urgentes a la hora del vino.
En eso estaba con este “poeta” en ese bar de trova lleno de trachers, hasta que supe qué preguntarle
-y sabes algo de ese tal Neruda aparte de ¿“me gustas cuando callas”?
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